19/12/12

Ser increíble, ser querido


Este one shot vendría siendo el tercer capítulo del fic, que quedamos no es fic es serie de one shots xDD así que es la continuación de No es gustar, es querer 
Espero que lo disfruten tanto como yo disfruté escribirlo. Quiero hacer una mensión especial a mi Yani hermosa que siempre me lee sin importar qué y que siempre escucha mis desvarios y me ayuda en mis momentos de bloqueo igual que Rai, una monada de chica que me ayudó a sacar el one shot adelante. Chicas, va para ustedes, las loveo.




En muchas ocasiones había despertado sintiendo el calor emanado de Rocky, su mascota, y antes el de su novia, pero hacía tiempo que habían terminado. Ese día despertó al lado de Sergio Ramos.

Mesut sería un mentiroso si afirmara que dormía bien, si bien no llevaba la vida nocturna que la prensa española rumoreaba si era presa de una gran dificultad para descansar. Pero esa noche lo había hecho. El cansancio fue mucho tanto físico como emocional, había pasado por una amplia gama de emociones en un solo momento y descubrió sentimientos que ni siquiera imaginaba sentir, además había corrido todo el primer tiempo detrás de la pelota. Era agotador. Y durmió como no recordaba que podía hacerlo y cuando despertó le pareció hacerlo de un largo sueño, de todos esos sucesos irreales que le susurraban al oído cuan reales eran; pero sus ojos no reconocieron su entorno y la calidez y opresión brindada por alguien más le atrajo como garras dirigidas hasta el cielo que lo forzaron una caída libre que no dolió, porque el escupitajo de verdad le pareció más agradable que la ilusión de la mentira.

Y la calidez de Ramos era oro puro.

El alemán se removió entonces, alejadas ya las cavilaciones, quedando de frente al rostro del defensa español; para Mesut, Sergio era un hombre alegre, algo tosco pero siempre inquieto y verlo ahí tan sereno le hacían sentirse privilegiado. Nadie más tendría ese momento.

—¿Desde cuándo te veo de esta forma?—preguntó a la nada el centrocampista en alemán—Me besaste y comencé a quererte—dijo ahora para sus adentros luego de recostarse contra el pecho del sevillano—. ¿Lo quería antes? Quizás nunca me di cuenta, pero él siempre fue importante, siempre le importé y siempre ha estado para mí.

Mesut no pensó más, en ese momento el español comenzó a removerse en su lugar y finalmente despertó. No importo mucho pensar.

La incomodidad del despertar quedó en el olvido para el alemán cuando tuvo que enfrentarse a sus compañeros de equipo; en cuanto puso un pie en Valdebebas se preguntó cómo iba a comportarse frente a sus amigos.

—Comportémonos como siempre ¿no?—dijo el español estando aún dentro del porsche de Sergio.

30/11/12

No es gustar, es querer

Este one shot es la continuación de Un mago del futbol, esto no será un fic, sino más bien una serie de one shots. Terminar un fic es complicado para mí, por eso decidí quitarle presión y manejarlo como una serie y no un fan fic.

Pareja: Sergio Ramos y Mesut Özil





El sol había concluido su peregrinar por el cielo madrileño y encontró refugio bajo el manto del horizonte, a lo lejos podían notarse algunos retazos de pinceladas violeta que convivían con el azul que se oscurecía cargando el ambiente de cierta opresión que no pasaba desapercibida. Mesut estaba nervioso aunque serio como siempre; era Sergio quien manejaba con la vista siempre en el camino y de vez en cuando dirigía una mirada de soslayo al otro joven quien parecía un poco hundido en el asiento. El auto se detuvo frente a la casa del defensa y fue él quien bajó primero del automóvil, no sin antes dirigir una mirada al alemán que no cesaba de ver a un punto en particular, abrió la puerta del copiloto y se recargó en el marco de la misma.

—¿Te vas a quedar ahí?—preguntó con una sonrisa en los labios.

—N-no…estaba pensando—dijo un poco quedo en el idioma del defensa.

—¿Vamos?

Y la pregunta de Sergio se quedó sin respuesta verbal; el nacido en Alemania se incorporó del automóvil y juntos caminaron hacia la casa en medio de un silencio extraño que no dejaba de ser incómodo pero que fue dosificado con las sonrisas que se formaban en el rostro de Ramos.

—¿Quieres tomar algo?—preguntó el español al otro jugador.

—¿Un frase mucho original?—dijo en español el de cabello negro mostrando la primera sonrisa de la noche.

—Eres cruel conmigo Besuguin—Mesut se molestó un poco por el mote con el que le nombraron, Sergio no acostumbraba llamarlo de esa forma y resultaba raro que lo hiciera—Anda, siéntate.—El sevillano tomó asiento al lado del otro chico teniendo cuidado de quedar muy cerca del otro—Debemos hablar de lo que pasó, ¿no crees?

—Es confuso…

—Me gustas Mesut—dijo el español buscando la mirada color chocolate—, tal vez todo esto es muy raro y no debí besarte, pero me jode que Mourinho te trate así.—Pegó su frente a la del otro y le atrapó una mejilla con su mano—Te quiero.

—Yo nunca lo pensé—comenzó a hablar el centrocampista—, y no sé yo qué sentir por ti—dijo muy lento en su español nada bueno—, pero tu beso…me gustó—dijo lo último en inglés.

18/11/12

Un mago del futbol



En ese instante vomitaría sus pulmones; si buscara una forma de explicar su cansancio sería ilustrando su carrera tirando de unos bloques de cemento. Había corrido mucho en la temporada que recién había comenzado y él ya estaba ponchado.

—¡Joder Mesut!—gritaba iracundo su entrenador desde la banca.

Y el colmo llegó cuando no acompañó la jugada hasta el área chica. Estaba agotado. Finalmente el árbitro del encuentro pitó el final del primer tiempo y los jugadores regresaron a los vestidores. Él iba cabizbajo, algo que en Alemania, su tierra natal a pesar de sus orígenes turcos, jamás hubiera imaginado hacer. Así no era la mentalidad alemana.

—¡Joder Mesut! Vamos perdiendo ¡Y no haces nada!—increpó molesto el Director Técnico del equipo, aunque no tenía previsto confrontarlo, pero se había molestado mucho al verlo sentado en el banquillo con pose derrotada—No terminas las jugadas, no recuperas balones, no corres ¡No haces nada! ¿Crees que para eso te fiché? ¿No puedes ayudar a tu equipo?—dijo el entrenador, Josue Mourinho, mientras se acercaba al jugador—No necesito a jugadores como tú en el campo.

Y eso había sido todo. Mesut, quien había estado mirado a su Mister desde el banquillo del vestidor bajó el rostro cuando las palabras contra él cesaron. La sentencia estaba dada.

—Somos mejores que ellos—habló de nuevo Mourinho—. Van a salir al campo y van a dejar el alma, le vas a demostrar a esos hijos de puta quien manda.

Quizás Mourinho seguía hablando, pero Mesut no lo escuchaba, sus palabras se habían perdido antes de llegar a sus oídos: mientras sus compañeros se llenaban de la sed de triunfo que el entrenador profesaba, muy a pesar de la molestia e incomodidad que se generó con sus palabras al alemán. Entonces, la mirada de éste se centró en el defensa español de su equipo, Sergio Ramos; estaba molesto, lo habían mandado a la banca por motivos extradeportivos y luego su entrenador había humillado a un amigo. Mourinho humilló a Mesut.

—Modric, irás a la cancha—dijo el entrenador portugués antes de salir del vestidor.

Mesut no refutó nada, ni siquiera hubo un reto en su mirada cuando asintió a lo dictado por su entrenador; el alemán había aprendido en su tierra natal que la disciplina era lo más importante y lo que dijera su entrenador eso haría, él era consciente del mal partido que había hecho. Pero Ramos tensó sus músculos al escuchar a Mourinho, sus puños apretaron la tela de su short y Mesut pensó que si pudiera, Sergio hubiera golpeado al Director Técnico.

Sami Khedira era el otro jugador alemán del equipo, el mejor amigo que Mesut tenía en España, y cuando el entrenador salió se dirigió a su amigo y le palmeó el hombro, no podía ser de otra manera pues un gesto mayor podría traerle problemas, de igual forma algunos otros compañero se acercaron a Özil y repitieron el gesto de Khedira.

Sergio también se acercó.

—Eres un mago con los pies.—El defensa se colocó frente al centrocampista alemán para decirle eso, luego descansó sus manos sobre los hombros de Mesut. Ya todos los demás se habían ido—Él no tiene idea tu talento.

Ambas miradas se cruzaron cuando el alemán, que era más bajo que Sergio, elevó su rostro. Entonces quiso llorar. Las palabras de Mourinho lo había lastimado y humillado, pero Ramos lo había desarmado, todas las lágrimas de ira y frustración clamaron por una salida al mismo instante. Habían encontrado un cómplice seguro. El defensa del Real Madrid pareció adivinarlo y empujó al otro jugador contra la pared intentando rodearle en un abrazo que fue más bien un gesto torpe e incompleto; sus brazos descansaban uno sobre la pared a la altura de la cabeza de Mesut y el otro lo hizo sobre la cintura de éste, a Sergio le sorprendió ese gesto tanto como a Özil aunque al final fue éste quien buscó refugiar su rostro en el hueco del cuello del mayor.

—Gracias—susurró Özil en español algo avergonzado mientras forzaba la separación pero de nuevo se vio atrapado, aunque sus carceleros no fueron propiamente los brazos de Ramos.

Mesut abrió sus ojos con sorpresa, tensando sus músculos y dejando sus labios rígidos bajo los labios del defensa. En el instante en que se dio el contacto el alemán sintió algo naciendo en su interior, apenas en un pestañeo un estremecimiento lo había recorrido por completo y cuando los labios del español comenzaron a moverse Mesut estuvo seguro de que eso le agradaba. Los movimientos de los labios eran lentos, una de las manos de Sergio acarició el rostro del alemán y cuando él movió sus propios labios regalándole una tersa caricia al defensa la intensidad del gesto aumentó; el español quiso tener más cerca al otro jugador, quiso probar más de él, y pegó más su cuerpo al contrario.

—¡¿Por qué no salen aún?!—gritó Sami, irrumpiendo en el vestidor.

Y los jugadores se separaron, pero estaban seguros que su compañero los había visto, aunque Sami no hizo nada, tan sólo se quedó parado viéndolos mientras ellos “se hacían los tontos”. Mesut se sintió avergonzado por completo, su mejor amigo lo encontró besándose con un compañero de equipo, ni siquiera sabía que era lo que más lo avergonzaba si haberse besado con Sergio o que Sami lo hubiera atrapado en el acto. Por su parte, el defensa maldecía a su compañero de equipo por haberlos interrumpido, estaba disfrutando mucho de ese contacto. Ambos futbolistas no eran unos novatos en mantener ese tipo de contactos con personas de su mismo sexo, pero el que los encontraran besándose con un amigo era muy incómodo y lo era aún más porque antes de ese partido ellos dos eran solamente amigos.

—No diré nada de esto, y no tengo ningún problema con ello, pero casi empieza el segundo tiempo y el Mister quiere que entres Sergio.

Sami era serio, siempre lo era, pero en esos momentos no sabía muy bien cómo actuar, simplemente optó por lo que consideró correcto.

—Gracias—dijo Mesut en un tono muy bajo en alemán y sin levantar la vista, se sonrojó desde que su mejor amigo estuvo frente a él y el tono rojizo en sus mejillas no había disminuido desde entonces.

—Mesut—llamó el español, el aludido se sorprendió de que lo hiciera y se sonrojó un poco más—, dame tu camiseta—ambos alemanes lo miraron extrañado—. Meteré un gol y te lo dedicaré ¿vale?—dijo el español volviendo a tomarlo por los hombros.

—Los espero afuera—dijo Sami un poco incómodo por la escena tan íntima que se formaba ante sus ojos.

—Ok.

El dorsal número 10 pasó a la espalda del español y fue cubierto por el número cuatro de su uniforme. Nuevamente un beso fue la cadena que mantuvo preso el pensamiento del alemán, no tenía caso seguir pensando cuando estaba recibiendo el mejor beso de su vida.

Al final del encuentro Ramos no logró el ansiado gol que dedicaría a Mesut de verse concretado, pero cuando abordaron el autobús buscó sentarse con el alemán y Sami dejó que eso sucediera, conocía bien a Mesut y sabía que las cosas entre ellos no eran claras y debían hablar lo más pronto posible, aunque le preocupaba que la timidez de su amigo fuera un impedimento para ello.

—No pude marcar tu gol—dijo el  español inclinando un poco su cabeza hacia Özil.

—No te preocupes—dijo Mesut en un español muy pobre pues a pesar de tener unas cuantas temporadas en el equipo aún no dominaba bien el idioma.

—Te quiero mucho Mesut.—Ambas miradas se habían conectado, el español encontró con una mano libre del alemán y la sostuvo con la propia.

—Y-yo…

—No me lo digas, vale. Vamos a mi casa y hablemos.—La yema del pulgar de Ramos acarició en varias ocasiones la piel de la mano del centrocampista, pero éste negó con la cabeza.

—Me gusta—dijo en un español nada fino, a lo que el defensa enarcó una ceja—, esto…—dijo sonrojándose un poco—, que me tomes la mano así—habló en inglés, pues dominaba mucho mejor ese idioma—, que me beses.—Bajó la mirada un poco cohibido, le costaba un poco hablar de esas cosas y más cuando él no tenía claro sus propios sentimientos ni los de Sergio—Que me quieras.

—Y a mí me gustas tú—dijo Ramos al oído de Mesut—, mi mago del futbol.

Y el alemán sintió sus mejillas arder, el defensa del Madrid siempre era muy directo, pero también le gustaba. No quiso detenerse a pensar en lo raro de la situación, ni que en horas antes tan sólo era amigos, ni siquiera en lo que eran a partir del primer beso, tan sólo quería disfrutar del mágico momento que  vivía.


5/11/12

Ni una lágrima más


"La gente enseña para disimular su ignorancia, lo mismo que sonríe para ocultar sus lágrimas." 
 Oscar Wild

Ni una lágrima más


—No se merece tus lágrimas—repetía a su reflejo.

El llanto dotaba la pequeña habitación de vida, de las paredes emergían los brazos húmedos de la agonía y del espejo la viva imagen de la derrota. Se sentía frustrada, enojada, perdida. Los gritos que morían en su garganta y las lágrimas silenciosas que buscaban una expresión más viva, un reconocimiento de los motivos que las llevaban a convivir con el ambiente abrumador que se erigía a su alrededor. Y su puños apretados, que tan sólo eran una cadena más a su expresión, porque tenía prohibido hacerlo; su garganta impulsando los sollozos de vuelta al corazón; y sus ojos sepultado las lágrimas en el valle del silencio donde descansaban los vestigios de su alma; todo era un eslabón más de la cadena opresora.

—No vas a llorar—susurraba el orgullo a su oído como si se tratara de la caricia a un amante.

Y así lo era.

Cuando todo había sido oscuro, cuando el abismo se postraba frente a sus pies, era entonces que aparecía como el fiel caballero que jamás conseguiría ser. Luego las palabras de aliento, el enajenamiento que la haría levantarse y que serían la antesala de un próximo desplome.

Su alma se quebraba, en su interior no era más que una frágil muñeca del más fino cristal que había perdido su centro de gravedad y había terminado hecho añicos en el suelo y cada pedazo resquebrajándose dolía, era una agonía que no estaba dispuesta a soportar. Pero lo hacía, había vivido ya demasiado tiempo así.

Su orgullo había caminado a su lado, había abrazado su cuerpo  y la orden de silencio había salido de sus labios. Las lágrimas eran limpiadas de esos ojos oscuros y muertos, y en su rostro había aparecido la máscara de la sonrisa.
—Sonríe.—Había sido la orden—No tienen derecho a pisotearte, no deben saber que te lastiman.

Y el ciclo había comenzado una vez, porque quizás ella no lo sabía pero no era la última vez que su reflejo le obligaría a deglutir el dolor de una sola vez.

7/6/12

Lazos rojos // Capítulo 11


Capítulo 11
Gotas de infierno

Coge tu arma 
Hora de ir al infierno 
No soy un héroe 
Culpable de los cargos 
Busca Y Destruye 

Encontré mi fe 
viviendo en el pecado 
Yo no soy Jesús 
Pero, tú tampoco, mi amigo
 Search and destroy // 30 seconds to mars


Se escuchaba el pequeño oleaje contra las afiladas rocas unidas una contra la otra en una secuencia que pareciera no ser casualidad, así las olas llegaban a estamparse cubriéndolo todo para luego retroceder y estrellarse una vez más. El mar se veía tan oscuro como el cielo siendo iluminado en breves instantes por la luz que despedía faro en cada rotación, pero más que nada esa noche parecía que aquellas aguas revueltas estaban enojadas o quizás preveían el desastre que se avecinaba porque aquellas olas era cada vez más frecuentes y la violencia con la que llegaban a las rocas era sorprendente, además las nubes negras habían cubierto las estrellas. En aquel momento, cuando la tormenta parecía inminente, Nirvana decidió que el espectáculo había terminado. Era hora de pelear.
El viento iba de este a oeste dándole de lleno en la cara a la caza-vampiros al contrario de lo que sucedía con Markus. Estaban frente a las ruinas de la Catedral de Saint Andrews, la mujer sostenía una wakizashi en su mano derecha con el filo hacía afuera esperando algún movimiento del vampiro rubio que tenía enfrente.
—No tienes idea de cuánto deseo matarte—dijo el rubio mostrando sus colmillos.
No recibió respuesta de su contrincante, quien de inmediato levantó su wakazashi al percatarse del ataque que efectuaba el vampiro. Justo a su costado derecho había aparecido el chico en apenas un parpadeo y por poco logró hacer un rasguño en la piel de la humana.
Para Markus la situación era desesperante, a pesar de ser un vampiro y poseer una velocidad asombrosa aquella humana tan “horrenda” lograba esquivar la mayoría de sus ataques, pero aquella desesperación era de alguna forma fascinante si se proponía acabar con ella lentamente.
—Dejémonos de juegos—susurró el chico rosando la oreja de la joven.
Sintió el impacto pero no había dolor, tan sólo la certeza de que algo se había impactado contra su rostro, más específicamente en su nariz. Y entonces, el dolor se comenzó a acumular en el centro de su rostro casi al tiempo en que un líquido espeso y caliente salía de las fosas nasales para cubrir lo que estuviera a su paso. Nirvana encorvó su cuerpo un poco y llevo su mano hasta su rostro, de alguna manera aquel golpe la había dejado un tanto aturdida, a medida que la sorpresa por aquello desaparecía. Pero el espesor de aquella sustancia rojiza no duro el suficiente tiempo a exposición del viento para que se secara o coagulara, ya que las repentinas gotas de agua que caían del cielo lo evitaron y llevaron con ellas la sangre como si fuera un pigmento necesario para ella.
La había herido. Por fin podía ver su sangre, pero había cambiado de idea. Markus quería verla sufrir, quería que le implorara clemencia.
—¡Ay lo siento!—dijo fingiendo preocupación—¿Te lastimé?
Nirvana levantó la mirada ante aquella provocación, debía dejarse de juegos y acabar con ese vampiro para ir a ayudar a sus compañeros y poder salvar al chico que acompañaba a esos tres vampiros.
—En realidad apenas es un rasguño—respondió la mujer al rubio logrando que se molestara.
Y tan impulsivo como era Markus se lanzó contra la caca-vampiros sin fijarse en la extraña aura que se formaba en torno a la wakazashi tan sólo alcanzó a darse cuenta de que la muchacha había susurrado algunas palabrejas antes de que rozara una de sus piernas a la altura de la rodilla. No era nada, un corte de esas dimensiones no era daño suficiente para impedirle que continuara con su lucha, pero aquel corte no parecía ser ordinario. No podía moverse. Markus intentó mover sus piernas en dos ocasiones y no pudo hacerlo, sus miembros inferiores no le respondían y en medio de la desesperación que le suponía darse cuenta de eso se percató de un detalle.
—¿No es un hechizo de alto nivel el que acabas de usar?—cuestionó el rubio con un semblante arrogante.
—Así es.—Nirvana sacó una cruz de cristal que utilizaría para purificar al vampiro.
—Primero tienes que matarme, idiota.
—Eso es lo que voy a hacer—espetó la mujer.

29/5/12

Lazos rojos // Capítulo 10


Capítulo 10
Semblanza escarlata


No creo en nada
Ni en el fin ni en el principio
No creo en nada
Ni en la tierra ni en las estrellas
No creo en nada
Ni en el día ni en la oscuridad
No creo en nada
Más que en el latido de nuestros corazones
No creo en nada
Cien soles hasta que partamos
No creo en nada
Ni en satanás ni en dios
No creo en nada
Ni en la paz ni en la guerra
No creo en nada 
Más que en lo que somos en verdad 

100 suns // 30 seconds to mars

El agua reflejaba el singular tono oscuro que el cielo tomaba cuando el sol desaparecía de él, era tan oscuro que sólo se podían ver los reflejos de las luces sobre la superficie del rio, unas luces que por momentos parecían  danzar al son de una canción imaginaria. Y embelesado ante el ligero momento de las pequeñas centellas un muchacho era acompañado por otro de más edad y juntos no hacían más que ver aquella hermosa danza.
—Es hermoso ¿no?—dijo el menor.
—Si—contestó bastante bajo el más alto.
Habían abandonado el restaurante hacía mucho tiempo, y al regresar a la posada donde se hospedaban el muchachito se había quedado mirando al río. Y ahí estaban.
—Se parece a ti—dijo Skandar sin despegar la vista del río, sabía que Jared estaba a su lado, lo sentía.
—¿En serio?—cuestionó el aludido con una sonrisa.
—Sí, el agua es tan oscura como tú cabello y a la vez es tan hermoso que es imposible dejar de mirarlo—dijo el chico.
—Entonces se parece más a ti—dijo el vampiro aprisionando al muchacho entre sus brazos desde atrás.
—¿Nunca más me dejarás?—inquirió el menor con las mejillas enrojecidas.
—Siempre voy a estar contigo—susurró Jared al oído del muchacho.
Skandar sonrió al escuchar aquello, porque aunque el vampiro ya le hubiera asegurado antes que estarían juntos para siempre y le hubiera dicho cuanto lo amaba él seguía teniendo ese recuerdo de cuando lo había abandonado con Penélope y no quería repetir la experiencia.
Entre una sonrisa enternecedora el muchacho más joven se impulsó con las puntas de sus pies para alcanzar a besar a Jared; un beso rápido, lindo y tierno. En seguida el mayor logró ver una risilla nerviosa de Skandar y cómo ocultaba su mirada al girarse para comenzar a caminar, retomando así el camino hacia la posada, pero el muchacho fue detenido por una mano sumamente helada que conocía a la perfección.
—Antes de irnos—dijo el de ojos negros— quiero decirte algo— Skandar fijó su mirar en las perlas negras del contrario—. Desde que tengo memoria jamás había sentido esto por nadie—se acercó al de ojos azules— y no me gusta que tengas duda de esto.
—No dudo de ti—replicó el menor—, sólo quiero estar contigo por siempre.
Ante eso Jared no pudo más que sonreír, muy a su manera lograba haberle llegar a su humano lo que sentía, pues aquella mirada enternecida con un brillo especial que resaltaba el profundo amor que sentía en aquellos momentos y que quizás nunca desaparecería hacían más que evidente lo que sentía por Skandar. En aquel momento las palabras sobraban y ellos tan sólo intercambiaron miradas antes de tomarse de las manos y encaminarse de regreso a la posada ignorando todo lo demás, desde el frío de aquella noche hasta la insistente mirada que los había estado observando desde un principio.