10:07 p. m. -
amistad,amor,bromance,fic mesut y sergio,futbol,Historia Original,one shot,serzil,slash
2 comments
amistad,amor,bromance,fic mesut y sergio,futbol,Historia Original,one shot,serzil,slash
2 comments
Ser increíble, ser querido
Este one shot vendría siendo el tercer capítulo del fic, que quedamos no es fic es serie de one shots xDD así que es la continuación de No es gustar, es querer
Espero que lo disfruten tanto como yo disfruté escribirlo. Quiero hacer una mensión especial a mi Yani hermosa que siempre me lee sin importar qué y que siempre escucha mis desvarios y me ayuda en mis momentos de bloqueo igual que Rai, una monada de chica que me ayudó a sacar el one shot adelante. Chicas, va para ustedes, las loveo.

En muchas
ocasiones había despertado sintiendo el calor emanado de Rocky, su mascota, y
antes el de su novia, pero hacía tiempo que habían terminado. Ese día despertó
al lado de Sergio Ramos.
Mesut sería un
mentiroso si afirmara que dormía bien, si bien no llevaba la vida nocturna que
la prensa española rumoreaba si era presa de una gran dificultad para
descansar. Pero esa noche lo había hecho. El cansancio fue mucho tanto físico
como emocional, había pasado por una amplia gama de emociones en un solo
momento y descubrió sentimientos que ni siquiera imaginaba sentir, además había
corrido todo el primer tiempo detrás de la pelota. Era agotador. Y durmió como
no recordaba que podía hacerlo y cuando despertó le pareció hacerlo de un largo
sueño, de todos esos sucesos irreales que le susurraban al oído cuan reales
eran; pero sus ojos no reconocieron su entorno y la calidez y opresión brindada
por alguien más le atrajo como garras dirigidas hasta el cielo que lo forzaron
una caída libre que no dolió, porque el escupitajo de verdad le pareció más
agradable que la ilusión de la mentira.
Y la calidez de
Ramos era oro puro.
El alemán se
removió entonces, alejadas ya las cavilaciones, quedando de frente al rostro
del defensa español; para Mesut, Sergio era un hombre alegre, algo tosco pero
siempre inquieto y verlo ahí tan sereno le hacían sentirse privilegiado. Nadie
más tendría ese momento.
—¿Desde cuándo
te veo de esta forma?—preguntó a la nada el centrocampista en alemán—Me besaste
y comencé a quererte—dijo ahora para sus adentros luego de recostarse contra el
pecho del sevillano—. ¿Lo quería antes? Quizás nunca me di cuenta, pero él
siempre fue importante, siempre le importé y siempre ha estado para mí.
Mesut no pensó
más, en ese momento el español comenzó a removerse en su lugar y finalmente
despertó. No importo mucho pensar.
La incomodidad
del despertar quedó en el olvido para el alemán cuando tuvo que enfrentarse a
sus compañeros de equipo; en cuanto puso un pie en Valdebebas se preguntó cómo
iba a comportarse frente a sus amigos.
—Comportémonos
como siempre ¿no?—dijo el español estando aún dentro del porsche de Sergio.
—Supongo que
si…me siento nervioso.
—Hey Mesut, no
pasa nada.—El nacido en Camas estiró su mano hasta la del alemán para
apretarla.
Y realmente no
pasaba nada. Sergio seguía siendo el mismo tipo de sonrisa permanente, cariñoso
a su modo y tosco en los contactos; y Mesut seguía siendo tímido como siempre,
aunque para Sami era más notoria la forma en la que se cortaba cuando Sergio se
le acercaba y lo abrazaba por la espalda. Le ponía nervioso. Pero no pasaba
nada.
—¿Qué pasa con
Sergio?—preguntó Khedira a su amigo en alemán, no le preocupaba que sus
compañeros estuvieran cerca, no les iban a entender.
—¿Qué pasa de
qué?
—¿Ahora son
novios y todo feliz?—inquirió un poco molesto el mayor.
—Algo así…
—¿Algo así?—El
de cabello largo enarcó una ceja.
—Lo quiero—dijo
el menor—, no lo amo, pero si me gusta y si lo quiero. Quiero intentarlo con
él.
—No quiero que
pienses que tengo algún problema con esto ¿de acuerdo? Te apoyé con lo de Tom y
te apoyo con Sergio, pero no quiero que te lastime.
—Yo también lo
espero, pero creo que no lo hará.
—Más le vale.
—Si papá,
cuidaré que no me rompan el corazón—dijo el centrocampista sonriendo.
Sami cedió, dejo
que sus amigos, que su mejor amigo, se enfrascara en una aventura de la que él
no estaba nada seguro que pudieran salir bien librados, pero Mesut quería
intentarlo y ninguno de los tres era consciente del por qué.
El entrenamiento
ya había terminado, de hecho cualquier cosa que ellos tuvieran que hacer en
Valdebebas había llegado a su fin, no había nada que hacer ahí. Özil había
llegado en el auto del defensa sevillano del Real Madrid, así que no fue
extraño para nadie que partieran juntos ya que ni siquiera se habían
cuestionado que llegaran juntos, después de todo Sergio era con quien más tenía
contacto el alemán después de Khedira.
—Deberíamos de
quedar un día para comer o algo—dijo Xavi cuando varios de los jugadores se
dirigían al estacionamiento para abordar sus autos.
—Otro día, hoy
ya quedé con alguien.—Sergio sonrió de
esa forma picarona que le caracterizaba mientras hablaba y luego no se molestó
en observar la reacción de sus compañeros.
—¿Nueva novia?—inquirió
Casillas que caminaba último en la comitiva.
—Algo así—dijo
riendo el central de nuevo sin mirarlos, sus ojos quisieron encontrar a los de
Mesut, quien desvió la vista al comprender las intenciones de Sergio.
—A ver cuánto te
dura.
—Vale, nos vemos
pirados.
Y el central se
escudó en su Porsche. Por un momento pensó en decir que su nueva pareja era
seria, que no era un juego como otras pero eso acarrearía muchas preguntas y no
era el momento para ello, aunque sí le perturbó el que Özil no entendiera sus
motivos y de alguna forma se sintiera ofendido, pero confiaba en la
inteligencia de su chico.
—¿Así que ya
quedaste con alguien?—preguntó el alemán mientras sonreía aunque cuando Ramos
lo increpó con la mirada no fue capaz de sostenérsela.
—Sí, una
hermosura—dijo el sevillano mostrando su picardía en una sonrisa—, ¿celoso?
—No—dijo Mesut
en alemán sin evitar reír.
—Aunque no sé si
el restaurante que elegí le guste o sea muy poco original.
—¿A dónde le
piensas llevar?—preguntó el centrocampista en un español tosco.
—Un bonito
restaurante turco en el centro.
—Es un buen
detalle—dijo el alemán con una sonrisa en sus labios que terminó en sus labios
oprimidos.
—Vale, entonces
voy siendo un buen novio.
En un instante
Mesut se sonrojó, algo que se volvía habitual estando al lado de Sergio, en tan
sólo dos días parecía ser algo natural entre ellos. El centrocampista alemán
agachó la cabeza y sonrió aún más, en seguida miró por el rabillo del ojo al
español, que parecía no verlo por tener la mirada en el camino pero que en
realidad si lo hacía.
—Eres
increíble—musitó Özil y se refugió en su asiento vuelto hacia su pareja, quien
estiró la mano que apoyaba sobre la palanca de las velocidades y tomó la del
alemán entre sus dedos.
—No pequeño, tú
eres el increíble.
En ese momento
Mesut fue consciente del efecto que las palabras de Sergio tenían en él; había
pasado tanto tiempo sin él, siendo sólo amigos, que de pronto se preguntaba
cómo podía haber vivido sin él. El de Camas era tosco, era atrevido, impaciente
y alegre, pero también tenía algo que pocos lograban ver. A Mesut le gustaba
eso.
El alemán no fue
capaz de responder a lo dicho por el español, en cambio dirigió una mirada
cariñosa en la que los orbes de ambos quedaron unidos, aquello parecía rezar un
“te quiero” silencioso y eso estaba bien. Aún era muy extraño todo.
La música que
salía de las bocinas fue su fiel acompañante hasta su llegada al restaurante
turco, sólo rap que brindó la USB del alemán. Ambos hombres dejaron el Porsche
y entraron al establecimiento con una sonrisa nerviosa, querían tener más
contacto físico pero sería extraño hacerlo así que se conformaban con esos
ligeros contactos de dos amigos, dos compañeros de equipo.
Era la primera
vez que Sergio Ramos degustaría comida turca, había hecho la reservación sólo
por la intención de que el gesto fuera del agrado de Mesut, había sido Kaká
quien le había recomendado ese restaurante días atrás cuando el español se le
acercó con la idea de tener una comida con el alemán a fin de mejorar su
relación.
—¿Y lo quieres
llevar a comer para…?
—Para conocerlo
mejor y eso—dijo el español sin mentir—. Tiene que adaptarse en algún momento
¿no?
—Creí que lo
llevarías por las vías de la vida nocturna y eso—dijo el brasileño riendo.
—Deja eso—pidió
el de Camas—, creo que Mesut necesita un poco de su vida aquí.
—Pues en una
ocasión fui a uno con mi esposa, bastante bueno y céntrico, si quieres le puedo
pedir la dirección y te la mando.
—Vale, gracias.
Y por la tarde
le llegó un mensaje de texto del brasileño; Sergio no tardó en hacer una
reservación. Había olvidado la reservación hasta que Kaká lo mensionó en el
entrenamiento, el español se sintió tonto de inmediato. Con todo lo sucedido
había olvidado lo que había planeado para Mesut.
—¿Has comido
algo de esto antes?—preguntó el alemán lentamente en español.
—¿Sinceramente?—Mesut
asintió—Jamás—contestó sonriendo el nacido en Sevilla.
—¿Qué harás si
no te gusta la comida?—inquirió el centrocampista leyendo el menú.
—Pondré una
sonrisa chula y te lo daré a ti.
—¿Es tu plan
maestro?
—Admite que
mola.
—Claro
cariño—dijo sin pensarlo el de Alemania.
La sonrisa en el
rostro del español se ensanchó al instante, deseo poder besar a Mesut pero no
olvidaba el lugar en el que estaban, en lugar de eso se convirtió en el más
ferviente espectador de los gestos del alemán; la sorpresa al darse cuenta de
sus palabras, la vergüenza de haberlas pronunciado y la eterna muestra física
de la misma. De nuevo la sangre se había acumulado en sus mejillas.
—¿Lo ves?—dijo
el defensa ganándose la atención del internacional de Alemania—Todo perfecto.
Y lo fue.
Pareciera que la seguridad con la que se revestían las palabras del sevillano
forzaban a que las circunstancias se encaminaran a cumplirlas, de nuevo el número
cuatro del Real Madrid había fungido como profeta y el momento había sido
perfecto, tanto que ambos futbolistas deseaban más. El abandonar el restaurante
no fue el final de un día de ensueño, no cuando sus mentes cazaban ese ideal
con tanto ímpetu, llegaron a la casa del alemán y comenzaron a jugar una
partida de videojuegos como antes, cuando tan sólo eran amigos, olvidando esas
ansias de devorarle la boca al otro y disfrutando de algo tan simple como la
compañía de alguien querido.
—Creo que es
tarde—dijo el español.
—Sí, un
poco—contestó el otro en inglés.
—Me encantó este
día.
—A mí también.
Ambos jugadores
estaban sentados en el sillón de la sala; el de Sevilla tenía una de sus
piernas flexionadas bajo la otra que caía libre hacia el suelo, Özil había
optado por sentarse casi en posición de loto; en la pantalla el resumen de la
partida corría sin que ninguno tecleara algo que lo detuviera, en vez de eso el
defensa se impulsó hacia adelante apoyando su peso en su mano izquierda y en la
pierna que mantenía en contacto con el sillón, mientras que con la mano libre
instó en acercar el rostro del alemán al suyo. Mesut esperó eso con ansias; de
pronto cualquier acción se había quedado paralizada en tanto las miradas de
ambos futbolistas se encontraron en un abrazo anhelante que arrastró sus labios
a un destino similar involucrando al paso la pasión en la profundidad del otro.
Serio Ramos
acarició la mejilla que tenía cerca del otro futbolista y su pulgar se divirtió
tocando la piel tersa bajo él recordando el color carmín que lograba la fatiga
de un partido de futbol y más recientemente sus propias palabras y le gustaba
eso, le fascinaba ser parte de la vida del alemán de esa forma y poder tenerlo
más allá de la amistad. Besar a Mesut era para el defensa el más grande tesoro
que aspiró a poseer. Y cuando el aire, el antagonista en la escena, hizo falta
el de Camas optó por separarse apenas lo pertinente para aspirar el aire
circulante frente al rostro del dorsal número diez, a quién robó todo el aire
para después desperdigarlo frente a la cara de éste.
Ambas frentes
estaban unidas, la de Mesut sosteniendo la del otro, y sus miradas presas una
de la otra. Mesut sería un mentiroso si dijera que no quería ser besado de
nuevo, pero el abrazo en el que se fundió con el defensa del Madrid no fue nada
despreciable, de hecho mentiría si dijera que el contacto no fue sublime.
—Te quiero mucho
pequeño.
Y la despedida
estuvo hecha. Quizás se habían quedado con ganas de más, pero habían tenido
suficiente por un día, a final de cuentas parecía que darse una oportunidad no
era nada complicado, seguramente las cosas marcharían bien.
—Es
increíble—dijo Mesut a Rocky cuando el español ya se había ido—, por eso lo
quiero.
2 comentarios:
Me encantó!! Ya quiero leer más!
Me gusta como los describes. También quiero leer mas!
Publicar un comentario