29/5/12

Lazos rojos // Capítulo 10


Capítulo 10
Semblanza escarlata


No creo en nada
Ni en el fin ni en el principio
No creo en nada
Ni en la tierra ni en las estrellas
No creo en nada
Ni en el día ni en la oscuridad
No creo en nada
Más que en el latido de nuestros corazones
No creo en nada
Cien soles hasta que partamos
No creo en nada
Ni en satanás ni en dios
No creo en nada
Ni en la paz ni en la guerra
No creo en nada 
Más que en lo que somos en verdad 

100 suns // 30 seconds to mars

El agua reflejaba el singular tono oscuro que el cielo tomaba cuando el sol desaparecía de él, era tan oscuro que sólo se podían ver los reflejos de las luces sobre la superficie del rio, unas luces que por momentos parecían  danzar al son de una canción imaginaria. Y embelesado ante el ligero momento de las pequeñas centellas un muchacho era acompañado por otro de más edad y juntos no hacían más que ver aquella hermosa danza.
—Es hermoso ¿no?—dijo el menor.
—Si—contestó bastante bajo el más alto.
Habían abandonado el restaurante hacía mucho tiempo, y al regresar a la posada donde se hospedaban el muchachito se había quedado mirando al río. Y ahí estaban.
—Se parece a ti—dijo Skandar sin despegar la vista del río, sabía que Jared estaba a su lado, lo sentía.
—¿En serio?—cuestionó el aludido con una sonrisa.
—Sí, el agua es tan oscura como tú cabello y a la vez es tan hermoso que es imposible dejar de mirarlo—dijo el chico.
—Entonces se parece más a ti—dijo el vampiro aprisionando al muchacho entre sus brazos desde atrás.
—¿Nunca más me dejarás?—inquirió el menor con las mejillas enrojecidas.
—Siempre voy a estar contigo—susurró Jared al oído del muchacho.
Skandar sonrió al escuchar aquello, porque aunque el vampiro ya le hubiera asegurado antes que estarían juntos para siempre y le hubiera dicho cuanto lo amaba él seguía teniendo ese recuerdo de cuando lo había abandonado con Penélope y no quería repetir la experiencia.
Entre una sonrisa enternecedora el muchacho más joven se impulsó con las puntas de sus pies para alcanzar a besar a Jared; un beso rápido, lindo y tierno. En seguida el mayor logró ver una risilla nerviosa de Skandar y cómo ocultaba su mirada al girarse para comenzar a caminar, retomando así el camino hacia la posada, pero el muchacho fue detenido por una mano sumamente helada que conocía a la perfección.
—Antes de irnos—dijo el de ojos negros— quiero decirte algo— Skandar fijó su mirar en las perlas negras del contrario—. Desde que tengo memoria jamás había sentido esto por nadie—se acercó al de ojos azules— y no me gusta que tengas duda de esto.
—No dudo de ti—replicó el menor—, sólo quiero estar contigo por siempre.
Ante eso Jared no pudo más que sonreír, muy a su manera lograba haberle llegar a su humano lo que sentía, pues aquella mirada enternecida con un brillo especial que resaltaba el profundo amor que sentía en aquellos momentos y que quizás nunca desaparecería hacían más que evidente lo que sentía por Skandar. En aquel momento las palabras sobraban y ellos tan sólo intercambiaron miradas antes de tomarse de las manos y encaminarse de regreso a la posada ignorando todo lo demás, desde el frío de aquella noche hasta la insistente mirada que los había estado observando desde un principio.