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Lazos rojos // Capítulo 11
Capítulo 11
Gotas de infierno
Coge tu arma
Hora de ir al infierno
No soy un héroe
Culpable de los cargos
Busca Y Destruye
Encontré mi fe
viviendo en el pecado
Yo no soy Jesús
Pero, tú tampoco, mi amigo
Search and destroy // 30 seconds to mars
Se escuchaba el pequeño oleaje contra las afiladas
rocas unidas una contra la otra en una secuencia que pareciera no ser
casualidad, así las olas llegaban a estamparse cubriéndolo todo para luego
retroceder y estrellarse una vez más. El mar se veía tan oscuro como el cielo
siendo iluminado en breves instantes por la luz que despedía faro en cada
rotación, pero más que nada esa noche parecía que aquellas aguas revueltas
estaban enojadas o quizás preveían el desastre que se avecinaba porque aquellas
olas era cada vez más frecuentes y la violencia con la que llegaban a las rocas
era sorprendente, además las nubes negras habían cubierto las estrellas. En
aquel momento, cuando la tormenta parecía inminente, Nirvana decidió que el
espectáculo había terminado. Era hora de pelear.
El viento iba de este a oeste dándole de lleno en
la cara a la caza-vampiros al contrario de lo que sucedía con Markus. Estaban
frente a las ruinas de la Catedral de Saint Andrews, la mujer sostenía una
wakizashi en su mano derecha con el filo hacía afuera esperando algún
movimiento del vampiro rubio que tenía enfrente.
—No tienes idea de cuánto deseo matarte—dijo el
rubio mostrando sus colmillos.
No recibió respuesta de su contrincante, quien de
inmediato levantó su wakazashi al percatarse del ataque que efectuaba el
vampiro. Justo a su costado derecho había aparecido el chico en apenas un
parpadeo y por poco logró hacer un rasguño en la piel de la humana.
Para Markus la situación era desesperante, a pesar
de ser un vampiro y poseer una velocidad asombrosa aquella humana tan
“horrenda” lograba esquivar la mayoría de sus ataques, pero aquella
desesperación era de alguna forma fascinante si se proponía acabar con ella
lentamente.
—Dejémonos de juegos—susurró el chico rosando la
oreja de la joven.
Sintió el impacto pero no había dolor, tan sólo la
certeza de que algo se había impactado contra su rostro, más específicamente en
su nariz. Y entonces, el dolor se comenzó a acumular en el centro de su rostro
casi al tiempo en que un líquido espeso y caliente salía de las fosas nasales
para cubrir lo que estuviera a su paso. Nirvana encorvó su cuerpo un poco y
llevo su mano hasta su rostro, de alguna manera aquel golpe la había dejado un
tanto aturdida, a medida que la sorpresa por aquello desaparecía. Pero el
espesor de aquella sustancia rojiza no duro el suficiente tiempo a exposición
del viento para que se secara o coagulara, ya que las repentinas gotas de agua
que caían del cielo lo evitaron y llevaron con ellas la sangre como si fuera un
pigmento necesario para ella.
La había herido. Por fin podía ver su sangre, pero
había cambiado de idea. Markus quería verla sufrir, quería que le implorara
clemencia.
—¡Ay lo siento!—dijo fingiendo preocupación—¿Te
lastimé?
Nirvana levantó la mirada ante aquella provocación,
debía dejarse de juegos y acabar con ese vampiro para ir a ayudar a sus
compañeros y poder salvar al chico que acompañaba a esos tres vampiros.
—En realidad apenas es un rasguño—respondió la
mujer al rubio logrando que se molestara.
Y tan impulsivo como era Markus se lanzó contra la
caca-vampiros sin fijarse en la extraña aura que se formaba en torno a la
wakazashi tan sólo alcanzó a darse cuenta de que la muchacha había susurrado
algunas palabrejas antes de que rozara una de sus piernas a la altura de la
rodilla. No era nada, un corte de esas dimensiones no era daño suficiente para
impedirle que continuara con su lucha, pero aquel corte no parecía ser
ordinario. No podía moverse. Markus intentó mover sus piernas en dos ocasiones
y no pudo hacerlo, sus miembros inferiores no le respondían y en medio de la
desesperación que le suponía darse cuenta de eso se percató de un detalle.
—¿No es un hechizo de alto nivel el que acabas de
usar?—cuestionó el rubio con un semblante arrogante.
—Así es.—Nirvana sacó una cruz de cristal que
utilizaría para purificar al vampiro.
—Primero tienes que matarme, idiota.
—Eso es lo que voy a hacer—espetó la mujer.