15/9/13

Partida

Título: Partida
Clasificación: PG-13
Pairing: Criská
Word Count: 1665
Resumen: Kaká quiere irse del Real Madrid, pero Cristiano no está muy de acuerdo con ello. Una partida siempre arrastra algunas cosas al decir adiós. 
Disclaimer: Kaká (Ricardo Izecson dos Santos Leite) y Cristiano Ronaldo (Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro)  son personas públicas y los derechos de su imagen no me pertenecen, lo aquí escrito no busca dañar su imagen o lucrar de alguna forma, sólo sano entretenimiento.
Advertencias: Slash, como siempre.
Notas de autora: Siempre he creído que Ricky es quien frena el desarrollo de la relación, así que decidí meterlo un poco. Soy una fiel defensora de Kaká, lo admito, para mí es fue el Real Madrid quien evitó su salida porque consideraban que las ofertas, del Milan principalmente (sería el club que Ricky elegiría siempre), no eran lo suficientemente atractivas. Además, soy de las que creen que Ricky con muchos minutos puede mejorar, minutos que en España no tendría.



Capítulo único

—Lo siento, pero tengo que ponerlo de titular—dijo  Ancelotti, el director técnico del Real Madrid.
—Entiendo…no te preocupes.
Carlo Ancelotti conocía a Kaká de muchos años atrás y sabía perfectamente que aquella sonrisa que había acompañado las palabras del brasileño era sólo un mascara de lo que en realidad sentía, y le dolía eso, el entrenador del Real Madrid le tenía mucho cariño al centrocampista carioca, pero por más que quisiera no podía hacer más por él.  Kaká trató de sonreír de mejor manera, quería tranquilizar al hombre que podía considerar su padre futbolístico o algo por el estilo, con su mirada quiso decirle a Carlo que sabía que no era su culpa y que no le guardaba rencor.  Quizás su mensaje fue comprendido.
El jugador brasileño dejó la oficina del nuevo entrenador con la frente en alto y su sonrisa tan característica instalada en el rostro, esa sonrisa que se había perfeccionado con los años y que constituía su primera defensa ante el entorno hostil, pero luego todo terminó, su rostro no podía mantenerse en alto cuando su interior se desmoronaba un poco a cada paso que daba. Las cosas en el Real Madrid no habían ido como él había deseado, aún tenía contrato con el equipo español y los clubes que había mostrado interés en él no había llegado a un acuerdo con Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid, ni siquiera había logrado irse cuando aceptó bajarse el suelo, diez millones era una ficha alta pero aunque fuera la mitad ningún equipo pagaría más de veinte mil euros por él. Así que todo estaba jodido. Kaká necesitaba jugar para recuperar su nivel, para volver a ser un poco de ese balón de oro que fue en algún momento, pero en el equipo de Madrid no lo lograría, había muchos jugadores que jugaban en su posición y que estaban en mejor forma que él, no volvería a ser titular de nuevo y la historia de la temporada anterior se repetiría. No estaba dispuesto a ello, no cuando quedaba aún un poco de esperanza para jugar el Mundial en su país natal.
El carioca caminó por las instalaciones del Real Madrid, ajeno a lo que le rodeaba hasta llegar a los vestidores donde alguien le esperaba. El jugador brasileño supo en seguida de quien se trataba, no era la primera vez que entraba en una habitación que creía desierta cuando en realidad no era así; un joven atlético, de entre veinticinco y treinta años, se encontraba escuchando música sobre uno de los sillones que había en el vestuario, llevaba una chamarra negra y una playera blanca de la que no lograba distinguirse el diseño, además de sus fieles jeans. Kaká sonrió, de alguna forma se esperaba que estuviera allí.
—¡Ey!—dijo el brasileño quitándole un audífono con rudeza.
—¡Oye!—replicó el otro jugador haciendo un pequeño mohín.
—Lo siento, no me pude resistir—dijo Kaká, yendo por sus cosas.
—La gente tiene un concepto equivocado de ti ¿sabes?—El brasileño se rio—Piensan que eres un angelito, pero en realidad eres terrible.
—Lo opuesto a ti, Cris—susurró el carioca y se sentó frente al otro jugador.
Ninguno habló, ambos sabían que no serían interrumpidos.
—¿Qué te dijo Ancelotti?
Una pregunta dura pero necesaria, Cristiano no era del tipo de persona que se queda con la duda y mucho menos era de esos que se andan por las ramas, ser directo era uno de sus defectos más grandes o virtud según se viera.
—No dijo mucho…en realidad no dijo nada que no supera ya.
—¿A qué te refieres?
Kaká simuló una sonrisa, una que estaba cansada pero que mostraban la ternura que le provocaba el jugador portugués.
—Me voy a ir.
Claro que se iría, tenía más de un año buscando su salida y Cristiano sabía que algún día lo conseguiría, pero no esperaba sentirse así cuando escuchara esas palabras. Kaká se iría.
—¿Crees que te dejen?
—No es como si les fuera a dejar muchas opciones, si se ahorran veinte millones será un alivio. Se han gastado demasiado en Bale.
—Aún no es oficial…
—Es el nuevo capricho del Presi, Cris. ¿De verdad crees que no lo conseguirá? Es como cuando nos ficharon…
—No quiero que fichen a Bale, no sólo tendrás que irte tú, tendrán que echar alguien más y no quiero que nadie se marche…
—Seguiremos siendo tus amigos—dijo el Carioca sentándose al lado del jugador portugués. Sabía que la principal preocupación del portugués era alejarse de él.
—No quiero que te vayas, Ricky.
Kaká sintió como lo poco que quedaba intacto en su interior se quebró en un instante, él detestaba ser tan débil ante la mirada de Cristiano Ronaldo, tan desarmado. Cristiano se veía como un niño pequeño, uno solitario que rompería a llorar en cualquier momento, así que Kaká hizo lo que tantas veces antes había hecho. Lo abrazó. El portador del dorsal número siete no era una persona que se relacionara íntimamente con muchas personas, su círculo de amigos era reducido y aunque se llevaba bien con todos sus compañeros en el Real Madrid, no podía considerar verdaderos amigos más que a Pepe, Marcelo y Fabio, pero Kaká era diferente, su estima hacia el brasileño estaba varios peldaños arriba a los demás.
—Italia no está tan lejos—susurró el brasileño antes de depositar un beso en la cien del número siete y despegarse de su cuerpo.
—Es tu hogar después de todo…
—Te prometo que esto no interferirá entre nosotros.
Y Cris le creyó, necesitaba hacerlo.



—Quiero irme—dijo Kaká en plena conferencia de prensa.
El brasileño sabía lo que acababa de hacer, había dado una estocada perfecta al presidente del Real Madrid, él iría al Milan al finalizar el mercado de fichajes, estaba seguro.



—La primera vez que te vi jugar quedé asombrado. Y luego, en la en la gala del balón de oro yo sabía que ganarías—dijo Cristiano y Ricky sonrió porque sabía que Cristiano adoraba ganar—, parecías un chico bueno.
—¿Parecía?
—Lo eres, pero…a veces creo que eres maléfico.
—Cris, no digas cosas así.
—Eres cruel…me dejarás solo y nunca me has permitido volverte a besar—dijo el portugués haciendo un tierno puchero mientras alejaba su mirada de la del carioca.
—Cris ya hemos hablado de eso, no es justo…tú eres el manipulador cruel aquí ¿lo sabes?—dijo el carioca con un dejo de reproche aunque seguía sonriendo.
—Amas a tus hijos, lo sé, yo amo al mío, pero también te amo a ti…¿no me amas?
Sí, quizás Cristiano Ronaldo no sólo consideraba a Kaká como un amigo, le quería un poco más, pero tampoco era que su relación fuera más allá de la de unos amigos. Ricardo jamás lo había permitido.
Kaká no contestó, se mordió el labio y ladeo su rostro evitando que el portugués pudiera ver su rostro, pero Cristiano era muy necio y muy directo, así que de inmediato utilizó una de sus manos para hacerle girar el rostro y tomó sus labios con ansiedad.
—Lo sé—susurró Cristiano, siempre había sabido que era correspondido.
—Vendré a visitarte alguna vez ¿está bien?
—Por supuesto que sí.—Cristiano sabía que esa sonrisa era verdadera así que imitó el gesto.



—Nos vemos luego ¿de acuerdo?
—Cierra muchas bocas, Ricky.
—Te voy a extrañar—admitió el brasileño  mientras tomaba su maleta.
—No más de lo que yo te echaré de menos…—El carioca se acercó a abrazar al otro jugador y lo hizo como tantas veces lo había hecho, pero había algo diferente, estaba lleno de ansiedad y necesidad de sentirle cerca, después de todo no podría verlo en algún tiempo y eso le dolía mucho.
—Te amo—dijo Kaká al oído de Cristiano enterrando su rostro en el hueco del cuello del portugués.
Cristiano se sintió extasiado, ¿Cuántos años había esperado para eso? Sabía lo difícil que era para Ricardo decirle aquello, así que sólo dejó que las palmas de sus manos se encargaran de provocar más contacto. La vida era una puta que te mete una zancadilla a cada oportunidad.
—Tú y mis niños son lo más importante de mi vida—dijo el brasileño cuando se habían separado—, así que espero que me llames todos los días ¿vale?
—Sabes que te acosaré todo lo que pueda, hermoso.
—Nos vemos—dijo Kaká y comenzó a caminar rumbo a la sala de abordar.
—Ricky—llamó el portugués y el aludido volteo—, se feliz.
Ricardo sonrió, claro que lo intentaría, amaba Milan y amaba jugar futbol, amaba a sus pequeños hijos, todo iría bien, mientras no extrañara mucho al jugador brasileño, claro. Algo que sabía era imposible.
Cristiano sonrió, siempre le tocaba perder a quien amaba.



—Sólo digo que sin ese cabrón ellos no se hubieran ido—dijo Sergio Ramos con mucho coraje.
—Cuida esa lengua—advirtió Casillas antes de irse a las duchas.
—¿No tengo razón?—preguntó el defensa español al jugador brasileño que estaba a su lado.
—No sé los motivos de Mesut para irse, pero no deberías andar hablando sin pensar las cosas, como dice Iker: te meterás en problemas.
—Es sólo que me jode…
—No eres el único que extraña a alguien, así que deja de quejarte.
Cristiano era así, rudo con sus palabras, directo como dardos, Sergio estaba acostumbrado, pero por una millonésima de segundo creyó ver pena y tristeza en los ojos del portugués. Se sentía como él, Cristiano extrañaba a alguien especial.
—¿Cómo le haces para soportar su ausencia?—cuestionó el Sevillano a Cristiano en el estacionamiento, cuidando que nadie los escuchara.
—Él está feliz…y yo siempre será feliz si él lo es.
Y Sergio se quedó ahí parado viendo como su compañero de equipo se alejaba en su Lamborghini, pensando en sus palabras, también pensó que Cristiano sabía engañarse muy bien, sólo así se explicaba que se mantuviera en pie cuando su mirada mostraba cuan destrozado estaba.
Sí, la vida era una puta, pero habría que llevarse bien con ella.



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