31/1/14

Distancias

Título: Distancias
Rated: T (13+)
Pairing: Serzil (Sergio Ramos y Mesut Özil)
Word Count: 1980
Resumen: Mesut decide dejar al Real Madrid y fichar por el Arsenal, una relación a distancia es difícil de mantener.
Disclaimer: Sergio Ramos y Mesut Özil)son personas públicas y los derechos de su imagen no me pertenecen, lo aquí escrito no busca dañar su imagen o lucrar de alguna forma, sólo sano entretenimiento.
Advertencias: Slash.
Notas de autora: no, el serzil no me ha dejado de gustar, pero no me siento tan comoda con ellos como antes. Quizás se está perdiendo la magia como con todo lo que alguna vez me gusta. En fin, intenté escribirlo porque alguna personita linda de este mundo en un comentario me dijo que le gustaría que escribirera algo y dije ¿por qué no? No todo en este mundo es el Criská… mierda como extraño eso T_T y bueno, hice esto. Espero les guste. Un beso enorme a cada persona que me lea y los que me comentan, bueno un abrazo gigante xDDD me suben la moral y me dan ganas de escribir…deberían hacerlo más xDDD




Capítulo único

—¡Puedes quedarte y luchar por un puto lugar!—gritó Sergio Ramos con los ojos enrojecidos y los músculos de su cuerpo tensados como atrapando la frustración que le embargaba.
Estaba en una casa que no era suya, gritando y reclamando decisiones que bien no le incumbían, a punto de golpear al muchacho que estaba sentado en el sofá bajo la ventana que daba al patio. Sergio se dejó caer en otro sillón y sintió como si el mundo cayera sobre él.
—No puedo—contestó el otro muchacho, quien miraba al suelo.
—Si puedes pero no quieres hacerlo—dijo Sergio, como si el aire no le llegara a los pulmones, como si se desviara y sólo llenara su caja torácica o si no ¿por qué le dolía el pecho?
—Los hinchas quieren españoles, Florentino les va a dar españoles.—El español no era su fuerte, las palabras salían muy apenas—…eso me lo dejó claro.
—Peque…no me puedes dejar solo.
Por primera vez en ese día Sergio pudo mirar los ojos que tanto amaba, ahí estaba Mesut Ozil con las lágrimas vertiéndose desde sus orbes y el dolor oprimiéndole el pecho. El defensa español no lo soportó, no le gustaba que su amado alemán llorara, nunca le había gustado y esa mirada triste le dolía más que nada…se le clavaba como un puñal. Lo abrazó, lo estrechó en sus brazos como si fuera lo último que pudiera hacer el mundo, lo apretó de tal forma en que no pudiera irse a ninguna parte y al mismo tiempo era como si lo sostuviera de caerse. Y lloró, porque era inevitable.
—¿No hay otra manera?—cuestionó el defensa del Real Madrid.
—Lo siento.
Sergio lloró y esta vez fue él quien se sostuvo de los brazos de su amante.



—Me gustó el video—admitió el mediapunta alemán.
—A mí también…te voy a extrañar peque—dijo el defensa y buscó los labios del teutón.
—Mañana sale mi vuelo…—dijo Mesut distraídamente cuando el beso terminó—¿Cuánto faltará para que nos veamos?
—En realidad no son tantos kilómetros de Madrid a Londres, está la champions…no pasará mucho tiempo. Te lo prometo.
Mesut asintió, en realidad lo extrañaría horrores, pero su ciclo en el Real Madrid había sido cortado de tajo y él tenía que hacer su nueva vida. Pero no quería vivir sin el defensa.
—¿Me vas a extrañar?—preguntó tímidamente Sergio Ramos, escondido entre el cuerpo de Mesut y el respaldo del sofá, algo muy impropio de él. Tenía miedo de que al abordar ese avión, el futbolista alemán se olvidara de él
—Cuando me despierte en Londres me daré cuenta de que tu aroma no está entre mis sábanas, desayunaré e iré al entrenamiento solo, no habrá quien me moleste en el campo…cuando juegue no va a haber nadie que me diga que ganaremos mientras me toca el trasero—dijo Mesut sonriendo con lo último—. Nadie me robará un beso antes de salir al túnel…cuando esté en casa…nadie me hará sentir como tú, en ninguna parte. Te voy a extrañar Sese, porque te amo y aunque me largue al culo del mundo te voy a seguir amando. No te vas a librar de mí así como así.
—Mierda, y yo que quería comenzar mi vida como un Don Juan—bromeo el defensa incorporándose para ver a Mesut a los ojos.
—Recuérdame decirle a Sami, Iker y Cris que te pateen el culo si lo intentas.
Sergio río y aferró  los labios de Mesut con los suyos.



El día pintaba para un día agradable, el cielo estaba despejado y el sol brillaba con intensidad, pero una ventisca helada aparecía de vez en vez fundamentando la idea de que quizás llovería. Era Londres, podía suceder.
El entrenamiento sucedió sin ningún contratiempo, su nuevo entrenador y compañeros eran muy agradables con él, además el inglés era un idioma que dominaba mejor que el español, así que Mesut Özil podía jactarse de una buena adaptación. Al terminar el entrenamiento se dirigió a su casa inmediatamente, rechazó una invitación a comer y no contestó la llamada de su novia; por fin había entendido como era tener una novia falsa y una relación real al mismo tiempo. Cuando llegó a su casa y prendió su portátil un nerviosismo que pensaba vencido se hizo presente, creía que ese tipo de emociones habían quedado rezagadas en la primera etapa de su relación –o en la adolescencia– pero de nuevo se sentía ansioso y preocupado por lo que fuera  suceder. Tres veces a la semana tenía una videoconferencia con Sergio, la última vez se había convertido en una experiencia sexual interesante, pero la cita anterior había sido cancelada porque el alemán tenía un compromiso con cierta publicidad para el club londinense en el que militaba.
Cuando por fin inicio sesión en el programa, una llamada saltó en su pantalla. Era Sergio. Suspiró y aceptó.
¿Podía alguien volverse más guapo en tan sólo tres o cuatro días? No, tal vez no, pero Sergio sí. Ahí estaba el español con esa afable sonrisa que le dotaba de una calidez inmensa, su barba que solía hacerle cosquillas en lugares muy sensibles y su cabello…amaba ese cabello.
—Pequeño ¿me extrañaste?—preguntó Sergio con ligera arrogancia.
—Sese ¿qué coño de pregunta es esa?—El español sonrió—Te extraño mucho—dijo finalmente el español mordiéndose el labio al tiempo que bajaba la mirada.
—Yo también peque…extraño tu aroma, tus labios, tu piel…cada rincón de tu cuerpo.—Mesut tragó un poco de saliva—Joder, quiero estar dentro de ti y ver tu cara de placer…
—Sergio cállate—dijo el alemán acerrando abruptamente sus piernas, se había excitado con tan sólo oírle.
—Mesut…
—Quiero verte—dijo el jugador alemán con tono infantil.
—Eso se soluciona.
—¿Ah sí? ¿Cómo?
—Te dije una vez que de Madrid a Londres no son tantos kilómetros.
Sergio había volado esa mañana a Londres. Cuando Mesut llegó a su habitación se encontró con los labios del español para recibirlo.



Mesut Özil era disciplinado con sus sentimientos, había aprendido que controlarlos le daba mucho poder sobre las situaciones que vivía y en el campo, pero había ocasiones en las que las emociones lo rebasaban. Quería llorar, quería golpear al hombre que tanto amaba y quería destruir todo lo que estuviera a su alrededor. La furia le imposibilitaba respirar adecuadamente y apenas movía un músculo de lo rígido que se encontraba, Sergio Ramos lo veía expectante y preocupado sin atreverse a actuar. Cerró los ojos instintivamente cuando el llanto quiso explotar y se alejó del jugador español con pequeños pasos hacia atrás hasta que su espalda chocó con la pared, su cuerpo se flexionó intentando contener las lágrimas y el dolor que sentía pero era en vano.
Sergio quiso abrazarlo, pero a medio camino se detuvo con sus brazos al aire cuando su querido alemán intentó alejarse un poco más.
—Lo siento—susurró el defensa.
Como si aquellas palabras le hubieran estrujado aún más el corazón, el teutón giró su rostro. Quería largarse de ahí y su cuerpo no le respondía. Estaba llorando.
Cuando Mesut sintió unos brazos rodeándole recordó esa calidez y tranquilidad que amaba, pero al mismo tiempo aquello quemaba de una forma dolorosa, quería que Sergio siguiera abrazándolo y no obstante deseo que aquello se terminara de una buena vez.
—¿Por qué?—preguntó Mesut bastante dolido.
—Estaba molesto…fui un idiota—susurró Sergio contra su pecho.
—Mandy es una amiga—dijo Mesut separándose del español—, ella necesita impulsar su carrera y yo una novia. Pero yo nunca me he acostado con ella.—La voz del alemán clamaba dolor, era claramente un reclamo.
—Pequeño…
—¡No me llames así!—gritó el mediapunta alemán y soltó un derechazo al pómulo del español que éste logró esquivar más o menos, luego lo volvió a rodear con sus brazos y Mesut buscó escapar repartiendo varios golpes en el pecho del español hasta que con un acopio de fuerzas logró zafarse.
—Si pudiera regresar el tiempo y evitarlo, lo haría.
—¡Te follaste a esa puta! Pero no sólo la follaste—dijo el alemán con amargura, sus ojos estaban muy rojos y su cuerpo cansado, ya era difícil entender su español—, la embarazaste…siempre te han gustado los niños…supongo que es normal.—La pena en cada palabra era palpable y nuevas lágrimas cayeron, de pronto estaba derrotado con todo el dolor encima.
Fue entonces el turno de Sergio para molestarse, con todas sus fuerzas que habían sido vencidas por el dolor del momento, el español tomó el cuello de la playera de su amante y lo impactó contra la pared que tenía detrás, justo a un lado de la chimenea. Lo miró fijamente antes de decidirse a hablar.
—Siempre he querido una familia, no te lo niego, pero hace tiempo me di cuenta que tú eras mucho más importante que eso.—La mirada de Sergio era feroz, pero rápidamente se suavizó— Te amo pequeño y no quiero que esto te aleje de mí, todo se volverá una mierda…voy a tenerme que fingir enamorado y voy a comenzar a vivir una mentira, la única forma de sobrevivir a eso va a ser ese bebé que no tiene la culpa de nada y saber que tú estás conmigo, que me amas tanto como yo…Mes, hace tiempo que mi vida no tiene sentido sin ti por más asquerosamente cursi que llegue a sonar…yo no vivo sin ti.
Mesut rindió sus músculos y miró fijamente los orbes que tenía delante de él, no había sido fácil mantener una relación con Sergio, mucho menos cuando se había ido al Arsenal pero vivir sabiendo que tenía que compartirlo era una cosa mucho peor.
—¿Puedes darme un tiempo?
Sergio asintió, no le quedaba de otra.



—¿Irás a la cena?—preguntó Per Mertesacker a su compatriota, Mesut Özil.
—Eh…—No tenía ánimos de ir a ninguna parte, pero quizás si se esforzaba podría dejar esa nostalgia que le había invadido ese día. Su celular sonó.
Era un mensaje de Sergio Ramos.

¿Puedo contarte un secreto? De acuerdo, no es un gran secreto, muchos lo saben…¿lo recuerdas?

Mesut sonrió. ¿Qué sería lo que tramaba el español? Desde que le había contado que sería padre  Sergio lo había llenado de detalles, como al principio de su relación o inclusive más, intentaba pasar tiempo con él aún dentro de sus ajetreadas agendas y no perdía tiempo para recordarle que lo amaba, además siempre le avisaba con anticipación sobre entrevistas o situaciones que tenían que ver con él, Pilar Rubio y el embarazo. Mesut recordaba cómo le había llamado para contarle que el bebé sería niño, la emoción en la voz del español le había contagiado y habían charlado durante mucho tiempo ese día. Aunque no era oficial, Mesut lo había perdonado y estaban de nuevo juntos, pero a veces hacía falta dejar las cosas en claro.
Mesut mandó un mensaje.

¿Qué cosa?

La respuesta no tardó en llegar. Comenzaba a hacer frío.

Te amo con locura, como debe ser

—Entonces…—Per seguía insistiendo.
—No, creo que hoy me quedaré en casa.

¿Tienes tiempo de una videoconferencia conmigo?

Sergio gritó de emoción, sus compañeros de equipo se le quedaron viendo, definitivamente lo habían perdido.
—Tio, gracias—dijo el defensa a Cristiano Ronaldo dándole un beso en la mejilla—, te compraré un bolso Gucci o cualquier cosa.
—¿El consejo funcionó supongo?
—¡Sí!—exclamó extasiado el nacido en Camas y en seguida Marcelo soltó una carcajada.
—Kaká se enterará de que divulgas sus tácticas para contentarte Cris—dijo el brasileño de cabello divertido y Pepe secundó su risa.
—Oh Kaká enojado es algo digno de verse—comentó Pepe.
—Cállense—espetó el portugués torciendo la boca.
Sergio sonrió, estaba feliz. Tenía una cita.
Más tarde Sergio comprendió que la única que distancia que importaba era la de un corazón al otro, era maravilloso volver a tener el suyo cerca del de Mesut. Era jodidamente feliz.


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