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Distancias
Título: Distancias
Rated: T (13+)
Pairing: Serzil (Sergio Ramos y Mesut Özil)
Word Count: 1980
Resumen: Mesut decide
dejar al Real Madrid y fichar por el Arsenal, una relación a distancia es difícil
de mantener.
Disclaimer: Sergio Ramos y Mesut Özil)son
personas públicas y los derechos de su imagen no me pertenecen, lo aquí escrito
no busca dañar su imagen o lucrar de alguna forma, sólo sano entretenimiento.
Advertencias: Slash.
Notas de autora: no, el serzil
no me ha dejado de gustar, pero no me siento tan comoda con ellos como antes.
Quizás se está perdiendo la magia como con todo lo que alguna vez me gusta. En
fin, intenté escribirlo porque alguna personita linda de este mundo en un
comentario me dijo que le gustaría que escribirera algo y dije ¿por qué no? No
todo en este mundo es el Criská… mierda como extraño eso T_T y bueno, hice
esto. Espero les guste. Un beso enorme a cada persona que me lea y los que me
comentan, bueno un abrazo gigante xDDD me suben la moral y me dan ganas de
escribir…deberían hacerlo más xDDD
Capítulo único
—¡Puedes quedarte y luchar por un puto
lugar!—gritó Sergio Ramos con los ojos enrojecidos y los músculos de su cuerpo
tensados como atrapando la frustración que le embargaba.
Estaba en una casa que no era suya,
gritando y reclamando decisiones que bien no le incumbían, a punto de golpear
al muchacho que estaba sentado en el sofá bajo la ventana que daba al patio.
Sergio se dejó caer en otro sillón y sintió como si el mundo cayera sobre él.
—No puedo—contestó el otro muchacho,
quien miraba al suelo.
—Si puedes pero no quieres hacerlo—dijo
Sergio, como si el aire no le llegara a los pulmones, como si se desviara y
sólo llenara su caja torácica o si no ¿por qué le dolía el pecho?
—Los hinchas quieren españoles,
Florentino les va a dar españoles.—El español no era su fuerte, las palabras
salían muy apenas—…eso me lo dejó claro.
—Peque…no me puedes dejar solo.
Por primera vez en ese día Sergio pudo
mirar los ojos que tanto amaba, ahí estaba Mesut Ozil con las lágrimas
vertiéndose desde sus orbes y el dolor oprimiéndole el pecho. El defensa
español no lo soportó, no le gustaba que su amado alemán llorara, nunca le
había gustado y esa mirada triste le dolía más que nada…se le clavaba como un
puñal. Lo abrazó, lo estrechó en sus brazos como si fuera lo último que pudiera
hacer el mundo, lo apretó de tal forma en que no pudiera irse a ninguna parte y
al mismo tiempo era como si lo sostuviera de caerse. Y lloró, porque era
inevitable.
—¿No hay otra manera?—cuestionó el
defensa del Real Madrid.
—Lo siento.
Sergio lloró y esta vez fue él quien se
sostuvo de los brazos de su amante.
—Me gustó el video—admitió el mediapunta
alemán.
—A mí también…te voy a extrañar
peque—dijo el defensa y buscó los labios del teutón.
—Mañana sale mi vuelo…—dijo Mesut distraídamente
cuando el beso terminó—¿Cuánto faltará para que nos veamos?
—En realidad no son tantos kilómetros de
Madrid a Londres, está la champions…no pasará mucho tiempo. Te lo prometo.
Mesut asintió, en realidad lo extrañaría
horrores, pero su ciclo en el Real Madrid había sido cortado de tajo y él tenía
que hacer su nueva vida. Pero no quería vivir sin el defensa.
—¿Me vas a extrañar?—preguntó
tímidamente Sergio Ramos, escondido entre el cuerpo de Mesut y el respaldo del
sofá, algo muy impropio de él. Tenía miedo de que al abordar ese avión, el
futbolista alemán se olvidara de él
—Cuando me despierte en Londres me daré
cuenta de que tu aroma no está entre mis sábanas, desayunaré e iré al
entrenamiento solo, no habrá quien me moleste en el campo…cuando juegue no va a
haber nadie que me diga que ganaremos mientras me toca el trasero—dijo Mesut sonriendo
con lo último—. Nadie me robará un beso antes de salir al túnel…cuando esté en
casa…nadie me hará sentir como tú, en ninguna parte. Te voy a extrañar Sese,
porque te amo y aunque me largue al culo del mundo te voy a seguir amando. No
te vas a librar de mí así como así.
—Mierda, y yo que quería comenzar mi
vida como un Don Juan—bromeo el defensa incorporándose para ver a Mesut a los
ojos.
—Recuérdame decirle a Sami, Iker y Cris
que te pateen el culo si lo intentas.
Sergio río y aferró los labios de Mesut con los suyos.
El día pintaba para un día agradable, el
cielo estaba despejado y el sol brillaba con intensidad, pero una ventisca
helada aparecía de vez en vez fundamentando la idea de que quizás llovería. Era
Londres, podía suceder.
El entrenamiento sucedió sin ningún
contratiempo, su nuevo entrenador y compañeros eran muy agradables con él,
además el inglés era un idioma que dominaba mejor que el español, así que Mesut
Özil podía jactarse de una buena adaptación. Al terminar el entrenamiento se
dirigió a su casa inmediatamente, rechazó una invitación a comer y no contestó
la llamada de su novia; por fin había entendido como era tener una novia falsa
y una relación real al mismo tiempo. Cuando llegó a su casa y prendió su
portátil un nerviosismo que pensaba vencido se hizo presente, creía que ese
tipo de emociones habían quedado rezagadas en la primera etapa de su relación
–o en la adolescencia– pero de nuevo se sentía ansioso y preocupado por lo que
fuera suceder. Tres veces a la semana
tenía una videoconferencia con Sergio, la última vez se había convertido en una
experiencia sexual interesante, pero la cita anterior había sido cancelada
porque el alemán tenía un compromiso con cierta publicidad para el club
londinense en el que militaba.
Cuando por fin inicio sesión en el programa,
una llamada saltó en su pantalla. Era Sergio. Suspiró y aceptó.
¿Podía alguien volverse más guapo en tan
sólo tres o cuatro días? No, tal vez no, pero Sergio sí. Ahí estaba el español
con esa afable sonrisa que le dotaba de una calidez inmensa, su barba que solía
hacerle cosquillas en lugares muy sensibles y su cabello…amaba ese cabello.
—Pequeño ¿me extrañaste?—preguntó Sergio
con ligera arrogancia.
—Sese ¿qué coño de pregunta es esa?—El
español sonrió—Te extraño mucho—dijo finalmente el español mordiéndose el labio
al tiempo que bajaba la mirada.
—Yo también peque…extraño tu aroma, tus
labios, tu piel…cada rincón de tu cuerpo.—Mesut tragó un poco de saliva—Joder,
quiero estar dentro de ti y ver tu cara de placer…
—Sergio cállate—dijo el alemán acerrando
abruptamente sus piernas, se había excitado con tan sólo oírle.
—Mesut…
—Quiero verte—dijo el jugador alemán con
tono infantil.
—Eso se soluciona.
—¿Ah sí? ¿Cómo?
—Te dije una vez que de Madrid a Londres
no son tantos kilómetros.
Sergio había volado esa mañana a
Londres. Cuando Mesut llegó a su habitación se encontró con los labios del
español para recibirlo.
Mesut Özil era disciplinado con sus
sentimientos, había aprendido que controlarlos le daba mucho poder sobre las
situaciones que vivía y en el campo, pero había ocasiones en las que las
emociones lo rebasaban. Quería llorar, quería golpear al hombre que tanto amaba
y quería destruir todo lo que estuviera a su alrededor. La furia le
imposibilitaba respirar adecuadamente y apenas movía un músculo de lo rígido
que se encontraba, Sergio Ramos lo veía expectante y preocupado sin atreverse a
actuar. Cerró los ojos instintivamente cuando el llanto quiso explotar y se
alejó del jugador español con pequeños pasos hacia atrás hasta que su espalda
chocó con la pared, su cuerpo se flexionó intentando contener las lágrimas y el
dolor que sentía pero era en vano.
Sergio quiso abrazarlo, pero a medio
camino se detuvo con sus brazos al aire cuando su querido alemán intentó
alejarse un poco más.
—Lo siento—susurró el defensa.
Como si aquellas palabras le hubieran
estrujado aún más el corazón, el teutón giró su rostro. Quería largarse de ahí
y su cuerpo no le respondía. Estaba llorando.
Cuando Mesut sintió unos brazos
rodeándole recordó esa calidez y tranquilidad que amaba, pero al mismo tiempo
aquello quemaba de una forma dolorosa, quería que Sergio siguiera abrazándolo y
no obstante deseo que aquello se terminara de una buena vez.
—¿Por qué?—preguntó Mesut bastante
dolido.
—Estaba molesto…fui un idiota—susurró Sergio
contra su pecho.
—Mandy es una amiga—dijo Mesut
separándose del español—, ella necesita impulsar su carrera y yo una novia.
Pero yo nunca me he acostado con ella.—La voz del alemán clamaba dolor, era
claramente un reclamo.
—Pequeño…
—¡No me llames así!—gritó el mediapunta
alemán y soltó un derechazo al pómulo del español que éste logró esquivar más o
menos, luego lo volvió a rodear con sus brazos y Mesut buscó escapar
repartiendo varios golpes en el pecho del español hasta que con un acopio de
fuerzas logró zafarse.
—Si pudiera regresar el tiempo y
evitarlo, lo haría.
—¡Te follaste a esa puta! Pero no sólo
la follaste—dijo el alemán con amargura, sus ojos estaban muy rojos y su cuerpo
cansado, ya era difícil entender su español—, la embarazaste…siempre te han
gustado los niños…supongo que es normal.—La pena en cada palabra era palpable y
nuevas lágrimas cayeron, de pronto estaba derrotado con todo el dolor encima.
Fue entonces el turno de Sergio para
molestarse, con todas sus fuerzas que habían sido vencidas por el dolor del
momento, el español tomó el cuello de la playera de su amante y lo impactó
contra la pared que tenía detrás, justo a un lado de la chimenea. Lo miró
fijamente antes de decidirse a hablar.
—Siempre he querido una familia, no te
lo niego, pero hace tiempo me di cuenta que tú eras mucho más importante que
eso.—La mirada de Sergio era feroz, pero rápidamente se suavizó— Te amo pequeño
y no quiero que esto te aleje de mí, todo se volverá una mierda…voy a tenerme
que fingir enamorado y voy a comenzar a vivir una mentira, la única forma de
sobrevivir a eso va a ser ese bebé que no tiene la culpa de nada y saber que tú
estás conmigo, que me amas tanto como yo…Mes, hace tiempo que mi vida no tiene
sentido sin ti por más asquerosamente cursi que llegue a sonar…yo no vivo sin
ti.
Mesut rindió sus músculos y miró
fijamente los orbes que tenía delante de él, no había sido fácil mantener una
relación con Sergio, mucho menos cuando se había ido al Arsenal pero vivir
sabiendo que tenía que compartirlo era una cosa mucho peor.
—¿Puedes darme un tiempo?
Sergio asintió, no le quedaba de otra.
—¿Irás a la cena?—preguntó Per
Mertesacker a su compatriota, Mesut Özil.
—Eh…—No tenía ánimos de ir a ninguna
parte, pero quizás si se esforzaba podría dejar esa nostalgia que le había
invadido ese día. Su celular sonó.
Era un mensaje de Sergio Ramos.
¿Puedo contarte un secreto? De
acuerdo, no es un gran secreto, muchos lo saben…¿lo recuerdas?
Mesut sonrió. ¿Qué sería lo que tramaba
el español? Desde que le había contado que sería padre Sergio lo había llenado de detalles, como al
principio de su relación o inclusive más, intentaba pasar tiempo con él aún
dentro de sus ajetreadas agendas y no perdía tiempo para recordarle que lo
amaba, además siempre le avisaba con anticipación sobre entrevistas o
situaciones que tenían que ver con él, Pilar Rubio y el embarazo. Mesut
recordaba cómo le había llamado para contarle que el bebé sería niño, la
emoción en la voz del español le había contagiado y habían charlado durante
mucho tiempo ese día. Aunque no era oficial, Mesut lo había perdonado y estaban
de nuevo juntos, pero a veces hacía falta dejar las cosas en claro.
Mesut mandó un mensaje.
¿Qué cosa?
La respuesta no tardó en llegar.
Comenzaba a hacer frío.
Te amo con locura, como debe ser
—Entonces…—Per seguía insistiendo.
—No, creo que hoy me quedaré en casa.
¿Tienes tiempo de una
videoconferencia conmigo?
Sergio gritó de emoción, sus compañeros
de equipo se le quedaron viendo, definitivamente lo habían perdido.
—Tio, gracias—dijo el defensa a
Cristiano Ronaldo dándole un beso en la mejilla—, te compraré un bolso Gucci o
cualquier cosa.
—¿El consejo funcionó supongo?
—¡Sí!—exclamó extasiado el nacido en
Camas y en seguida Marcelo soltó una carcajada.
—Kaká se enterará de que divulgas sus
tácticas para contentarte Cris—dijo el brasileño de cabello divertido y Pepe
secundó su risa.
—Oh Kaká enojado es algo digno de
verse—comentó Pepe.
—Cállense—espetó el portugués torciendo
la boca.
Sergio sonrió, estaba feliz. Tenía una
cita.
Más tarde Sergio comprendió que la única
que distancia que importaba era la de un corazón al otro, era maravilloso
volver a tener el suyo cerca del de Mesut. Era jodidamente feliz.

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